Yo, tú, él, ella, nosotros, ellos, ¡todos evaluamos!
¡Hola! Nuevamente nos encontramos por aquí, ya casi transitando los últimos pasos de este gran recorrido que hemos compartido.
En esta ocasión, el módulo 4 nos invitaba a reflexionar sobre el interrogante ¿quiénes evalúan?... Si me lo hubieran preguntado años atrás, la respuesta que hubiese dado sin pensarlo era “el docente”, porque es esa la evaluación a la que estuve acostumbrada durante mucho tiempo y a lo largo de gran parte de mi trayectoria como estudiante en la primaria y secundaria. Ahora las cosas cambiaron ¡y me alegra mucho que así sea! Mi paso por la Universidad (sobre todo los últimos años) y por esta saga de cursos en particular, me han permitido diversificar esa respuesta, me han dado la oportunidad de poder cuestionar mucho más eso que ya tenía internalizado. Hoy en día, veo que el docente es un agente más en el proceso de evaluación, pero no necesariamente el protagonista.
La evaluación, en todas sus dimensiones, se enriquece mucho más cuando se da lugar a la participación activa de los estudiantes, tanto en sus propios procesos al autoevaluarse, como en los procesos de sus pares cuando realizan coevaluación. Este es uno de los puntos que me llevaré como gran aprendizaje en este módulo en particular. Creo que si tenemos esto presente en nuestra práctica docente, podremos lograr instancias mucho más significativas para nuestros estudiantes, para que se apropien de los conocimientos que buscamos ofrecerles y puedan trabajar otras habilidades, capacidades y competencias, más allá de lo conceptual.
Vuelvo a lo que compartía en las entradas anteriores: qué importante es avanzar y ampliar la mirada sobre lo que evaluamos, no sólo conceptos, sino también procesos, actitudes, estrategias puestas en juego, formas de resolver, de trabajar tanto individual como grupalmente. Pensar en que como docentes contribuimos en la formación de personas, seres integrales, no solo cabezas llenas de contenidos; y en vistas de ello, enseñar a realizar y evaluar: procesos de metacognición, de reflexión sobre la propia actuación, de trabajo en equipo, capacidades comunicativas, organización y planificación, entre otras; todo ello les será útil en muchos otros espacios de sus vidas.
La actividad 7 me permitió reflexionar sobre estos temas: pude ver que anteriormente, al proponer instancias de trabajo grupal y evaluarlas, ponía la mirada mayormente en los productos finales que se generaban y no tanto en estas destrezas puestas en juego. Para elaborar mi rúbrica de coevaluación tuve que redefinir los resultados de aprendizaje que había establecido, añadir algunos focalizando en el proceso de trabajo en grupo, y luego pude seguir los pasos para desarrollarla completa, completando cada descriptor, revisando los puntajes que asignaría a cada criterio de desempeño. Me pareció una actividad muy enriquecedora y realmente fue para mí una invitación a repensar las instancias de evaluación que he planteado antes. Creo que modificaré mis propuestas y me animaré a utilizar el complemento Corubrics para este tipo de instancias, ya que lo encontré muy amigable y fácil de utilizar, además de resultar muy útil y agilizador.
Nuevamente el poder recibir devoluciones por parte de compañeras en padlet y hacer retroalimentación a otras, me ayudó a hacer un balance de mi trabajo, a ver qué aspectos podría mejorar, y también qué cosas podía tomar de lo que observaba en otras producciones y cuáles podía sugerir para enriquecer las propuestas de los demás ¡Lo disfruté mucho! Gracias por ofrecernos este tipo de propuestas.
Llegó el momento de ir finalizando con esta reflexión y dar continuidad a la actividad que sigue. Espero que los aprendizajes sigan llegando y trayendo consigo mucha más reflexión como hasta ahora. ¡Saludos!
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