¡Auxilio! ¿Qué evalúo?

 

¡Hola a todos nuevamente! Habiendo transitado un módulo más de esta propuesta, comparto con ustedes mi experiencia durante el proceso y algunas reflexiones que fueron surgiendo al respecto.

Este tercer módulo nos invitaba a repensar en torno al interrogante ¿Qué evalúo? Imaginaba que la respuesta al mismo ya estaba definida desde el primer momento en que desarrollé mi propuesta, al enunciar los contenidos del curso, las competencias a trabajar, los resultados de aprendizaje esperados. Sin embargo, al ir adentrándome en la lectura de los materiales descubrí que definir qué evaluamos puede llegar a ser más complejo de lo que parece, y que a su vez esto tiene mucho que ver con el tipo de evidencias de aprendizaje que desee buscar. Pude ver entonces que definir qué evaluar no sólo implica seleccionar unos determinados contenidos, sino también, procesos y productos finales sobre los cuales pondremos la mirada para recoger la información que precisamos para mejorar nuestras prácticas educativas.

De cierta manera estas ideas me resultaban familiares, me hacían recordar los tan conocidos contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales. Sin dudas al igual que en la enseñanza, al proponer una instancia evaluativa no podemos quedarnos únicamente con lo conceptual, ya que dejaríamos de lado dimensiones muy importantes en el proceso de aprendizaje, que hacen a la integralidad de nuestros estudiantes. Carles Monereo nos aportaba una reflexión similar en el video que nos compartieron en el módulo 1 del curso. Él mencionaba la importancia de definir competencias realistas para que nuestros estudiantes logren adquirir al finalizar con la propuesta, y que el desarrollo de éstas implica a su vez conocimientos, procedimientos y actitudes, es decir, saber, saber hacer, saber ser. Creo que así como sería imposible adquirir una competencia si no consideramos estos elementos, también sería imposible plantearnos qué evaluar sin considerar procesos y productos. Ese tipo de evaluación perdería autenticidad al considerar sólo conceptos, nos posicionaría en un paradigma tradicional donde predomina la memorización y no la comprensión, aplicación o la resolución de problemas y es justo ahí donde no quisiera ubicarme. 

Ahora bien, ¿de qué manera proponer instancias de evaluación auténticas y que consideren estas tres dimensiones (contenido, el proceso y/o el producto final)? Creo que en este punto es clave  que podamos plantearnos criterios de evaluación, que se articulen con las metodologías de trabajo que utilizamos, donde podamos considerar los tres tipos de contenidos y evaluar conceptos, actitudes y procedimientos. Estos criterios nos permitirán determinar qué aprendizajes deberá alcanzar el estudiante y cómo se harán evidentes para que podamos valorar su logro, de manera que nos muestran mejor cómo se concretarán los resultados de aprendizaje que establecimos. No debemos olvidar transparentarlos y compartirlos con el estudiante, ya que serán para él un gran insumo que le permitirá autorregular su proceso de aprendizaje y a su vez dará lugar a una evaluación más auténtica. 

Uno de los aprendizajes más valiosos que me dejó este módulo tiene que ver con estas ideas; con poder revisar el proceso que realicé al momento de planificar las instancias de evaluación y ver qué camino había seguido, encontrar algunas fallas y buscar salvarlas. Pude reformular mis propuestas, a partir de las retroalimentaciones obtenidas en el módulo anterior e incorporar las sugerencias recibidas. 

En relación a qué evalúo, me replantee los resultados de aprendizaje definidos porque observé que todos ellos apuntaban a contenidos y procesos, y ninguno a un producto final aunque sí solicitaba uno en el instrumento de evaluación. Los reformulé para que sean acordes a las dos propuestas con las que iba a trabajar las actividades 5 y 6. Volví sobre la rúbrica de evaluación que había generado para la actividad 1, ya que con esta misma propuesta trabajaría en la actividad 5 y realicé modificaciones en ella buscando mejorarla en cuanto a los aspectos que estaba evaluando (conceptos, procesos y productos finales), dando como resultado el siguiente:


Para la actividad 6, opté por seleccionar otra de las propuestas que incluía el curso en el que estoy trabajando (la producción de una infografía/flyer) y realicé la guía de evaluación sobre ésta. Les muestro aquí cómo quedó en Moodle:


Estos auxiliares de la evaluación ¡realmente llegaron a auxiliar este proceso! 😜 Me resultaron una herramienta muy buena en cuanto que me permitieron explicitar de forma clara los criterios de evaluación, y considero que para los estudiantes será muy positivo contar con estas guías al momento de realizar las actividades propuestas, para autoevaluarse y para evaluar a sus pares. También para el grupo de tutores serán instrumentos que permitirán facilitar la tarea de retroalimentar y darán un apoyo para agilizar ese proceso, pudiendo determinar a partir de ellos el rango de ejecución aceptable, de la calidad de los productos en referencia a esos criterios. Sin dudas voy a incorporarlos en mi propuesta porque serán de gran ayuda, incluso imagino que pueden clarificar las consignas que había propuesto y ayudar a que las entregas recibidas sean más acordes a lo esperado.

Es hora de ir cerrando esta entrada, sin embargo el proceso de aprendizaje seguirá su curso. Espero que el próximo módulo continuemos incorporando muchos más saberes y herramientas para mejorar nuestras prácticas de enseñanza y evaluación. 

Comentarios

  1. Muy interesante tu reflexión Fer, gracias por compartirla. Qué bueno pensar en utilizar estos auxiliares de la evaluación para coevaluar y autoevaluar. ¡Adelante con eso! 💪😉
    Pronto recibirás mi devolución en la plataforma.
    Cariños

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